Somaly y yo nos conocimos de la manera más increíble. Esas coincidencias que por supuesto no lo son, que aportan un destello a la vida cuando suceden.
Tras terminar la carrera de Medicina decidí ir a Camboya a un proyecto en la capital, Phnom Pehn, en la ONG, “Por la Sonrisa de un niño”. Días antes…
Durante mi experiencia en Camboya, trabajé con niños y jóvenes, que habían sufrido fuertes traumas e impactos en sus vidas. Colaboré en el cuidado y tratamiento de niñas que habían sido vendidas a burdeles o que habían sido expuestas el desgarrador mundo de la esclavitud sexual. Observé el daño y dolor de aquellas niñas y busqué la mejor manera para ayudarlas a superar aquellos traumas atroces.