Serotonina, oxitocina, dopamina, cortisol…, una verbena de sustancias y hormonas danzando en nuestro cerebro para decidir entre todas la cantidad de felicidad que nos corresponde. De esto habla la joven psiquiatra Marian Rojas (2 de noviembre de 1983) en su primer libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas’ (Espasa) convertido en ‘best seller’ después de haber agotado ya 13 ediciones en menos de un año. En tono científico y vocablos médicos pero salpicado de anécdotas e historias reales ha conquistado la atención de esta sociedad empeñada en alcanzar la felicidad a toda costa (la ONU instauró, el 20 de marzo de 2012, este día como la fecha Internacional para celebrarla). La doctora, criada en brazos de un reputado psiquiatra (su padre es el doctor Enrique Rojas), sí sabe cómo conseguirlo: “Hay que empezar por aprender las lecciones que nos aportan los acontecimientos negativos. E intentar llegar a un equilibrio interior con pequeñas dosis de alegría. Mi padre siempre decía que el fracaso enseña lo que el éxito oculta. Y es cierto. No se pueden tener demasiadas pretensiones si se quiere ser feliz porque en realidad, la vida es un drama y es nuestra actitud la que marca la diferencia entre los felices y los infelices. Si tu actitud es positiva te sube el flujo de sangre en la corteza prefrontal y todo se ve de otro color. Aprendes a ser feliz a pesar de los sinsabores continuos de la vida. Y esto está científicamente probado”.
Como otros tantos, Marian defiende el estar presente en el aquí y el ahora para no anclarnos en el pasado ni agobiarnos pensando en el futuro. Dejar que la vida fluya, practicar deporte suave, ‘mindfulness’ y tener contacto con la naturaleza. Apartar a las personas tóxicas y concentrarnos en los pensamientos positivos. Son pequeñas “píldoras” que ella receta para acercarnos a la felicidad. “Eso, y tener siempre a mano lo que yo llamo personas ‘vitamina’, que son las que siempre nos devuelven la alegría de vivir”.
APRENDER A NO HACER NADA
La pena mata, la prisa mata, la soledad mata y la cronopatía (obsesión por aprovechar el tiempo) está llenando las consultas de muertos vivientes que no saben perder el tiempo y necesitan aprenderlo para no enfermar: “El perfeccionismo y creer que no hacer nada es perder el tiempo genera una ansiedad demoledora -asegura Rojas- pero lo más importante de todo para que la pena y la soledad no te maten es sentirse querido, sentirte acompañado. Está científicamente probado que si te sientes querido, aumenta la oxitocina y baja el cortisol, reforzándose el sistema inmunológico. Bioquímicamente es fundamental para ser feliz como también lo es tener sentido del humor y aprender a descansary a recuperar la serenidad y la calma tras las batallas que lidiamos todos cada día. Esa lección la aprendí en Camboya, de las niñas que tenían que prostituirse. Se reponían una y otra vez y sonreían. Siempre sonreían. No hay nada como ir a lugares donde el sufrimiento es permanente para aprender de la capacidad que tenemos los humanos para reponernos a pesar de la adversidad”.
Y sin embargo, en nuestra sociedad, en la que tenemos de todo a golpe de clic y que estamos entrenados para conseguir las cosas sin apenas esfuerzo, nos desanimamos con facilidad y criamos hijos permanentemente frustrados. Entones, ¿los más felices son los que necesitan tener menos?: “Efectivamente, nuestro cerebro ya no sabe esperar y eso causa una frustración increíble. Recomiendo orden, paciencia, constancia… porque si nos cuesta conseguir las cosas las valoramos más y si, por el contrario, las conseguimos de forma muy rápida, la posibilidad de
aburrirnos o abandonar el proyecto que hemos emprendido, aumenta considerablemente. Esto se ve en los colegios con unos índices de déficit de atención abrumadores y en aumento. Con niños que conectan mejor con pantallas que con personas. Y también en los adultos que, debido a las tecnologías, van dejando las relaciones sociales de lado. Cada vez viene más gente a consulta hablándome de la desventaja del teletrabajo porque, según argumentan, al final te quedas en casa trabajando con el pijama puesto, te abandonas más físicamente y te sientes más solo. Preferirías volver a la oficina con tus compañeros”.
BUENAS VENTAS
Durante la entrevista, Marian recibe una llamada de su editora para comunicarle que en la Feria del Libro de Barcelona ha arrasado. Eso le hace feliz aunque este éxito tan “inesperado” le resta mucho tiempo para lo que ella realmente ama: ayudar a la gente a sanar su mente: “Mi hijo de 4 años el otro día dijo en clase que su mamá era médico de los tristes y me ha gustado esa definición. Hasta ahora, me quedaba con la que se autodenominaba mi padre, médico del alma. Es una profesión que siempre me ha fascinado. Desde pequeña esperaba despierta a mi padre, que llegaba muy tarde de su consulta, para preguntarle a cuánta gente había curado ese día y cuando, en alguna ocasión, alguien me decía que mi padre vendía felicidad, me sentía súperorgullosa. Quizá eso me animó a escribir este libro que tantas alegrías me está regalando. Pretendía que la gente se sintiera aliviada al entender las cosas que le pasaban en su cerebro. Que las personas empezaran a ver el sentido de sus comportamientos, sin que se sintieran juzgadas porque son episodios de tu vida de los que no te sientes orgulloso y tampoco quería dar consejos, soy más de pautas. Y para mí, las tres pautas fundamentales son: conectar con tu presente, aprender a interpretar tu realidad de la forma más sana posible y volver a mirar la realidad porque las cosas buenas de la vida están en la vida real.
Y añade: “Por eso yo digo que “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” no es un libro de autoayuda, es un libro de inspiración. Inspira a ser mejor, a entenderte y a recomendárselo a la gente a la que quieres porque sabes que les va a ayudar”. Yo quería que fuera un título positivo pero no quería que la palabra felicidad apareciera en la portada. Porque la felicidad es la ecuación resultante de lo que le pido a la vida y lo que voy consiguiendo de ella, con ilusión pero con expectativas reales”.
Pedimos algún truco a la doctora para poder al menos remontar momentos de bajón: “Yo lo tengo claro. Consiste en recordar alguna escena que, en su día, nos produjo bienestar. En mi caso siempre recurro a un día que estaba con mi marido y mis hijos en el campo. Y, por experiencia, la gente siempre tiende a situarse en la naturaleza porque tenemos unas ondas cerebrales que conectan muy bien con ella. Cuando rememoramos momentos agradables de nuestro pasado se activa la zona cerebral que libera la sustancia antidepresiva. Y si además te levantas con buen ánimo, sonríes, das las gracias y educas tu voz interior para que no te amargue, todo en tu vida encaja mejor. A la gente así le sube el flujo de sangre a la corteza prefrontal. Es cuestión de química y de probarlo”.
Anda ahora inmersa en nuevos retos que la tienen enamorada: “Ilussio es un nuevo proyecto que llevo con mis hermanas y que consiste en adentrarnos en el mundo empresarial para ayudar a prevenir los problemas de ansiedad y depresión que surgen en el ámbito laboral y que los trabajadores gestionen sus “problemas” internos antes de llevárselos a casa o a la consulta del especialista. Les damos herramientas para que disfruten de su trabajo. Con charlas, conferencias, talleres, etc. Estamos consiguiendo importantes logros”.
El 13 de junio de 2018, María Antonia Rojas, ponía el punto y final a “Cómo hacer que te pasen cosas buenas”. Era el día de San Antonio, “mi santo y al que le pedí inspiración”. Como despedida, le solicitamos un mantra inspirador: “Nunca es tarde para volverse a ilusionar“. Reconoce que se lo he copiado a Judith, el nombre ficticio de la actriz porno que recuperó sus ganas de vivir con su ayuda y que le dio permiso para que cerrara su ‘best seller’ con su historia real.
La psiquiatra habla de su libro “Cómo hacer que te pasen cosas buenas’
Aconseja apartar a las personas tóxicas y concentrarnos en lo positivo
“Nuestro cerebro ya no sabe esperar y eso causa una frustración increíble”
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2 Comments
Pilar
Me encantas eres cercana, transmite mucha paz. Gracias por existir
Silvia Monroy
Hola que tal, como está, me ha gustado mucho leer sus píldoras y darme cuenta que en lo sencillo está todo, solo que es un proceso despojarse de lo que no es relevante. He comprado su libro y me tiene muy atenta, tambien sigo a su padre y he escuchado y visto conferencias en youtube muy divertidamente explícitas acerca de la depresión, consejos para ser feliz, entre otras. La felicito por su experiencia y saber llegar a la gente con su buena actitud.