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Un mail sorprendente que alegra el día…

El hombre que no ha amado apasionadamente ignora la mitad más bella de la vida. (Stendhal)

(No se mantienen los nombres reales de las niñas implicadas en la historia, ni datos que puedan perjudicar a las niñas).

Hace unos días, recibí un correo electrónico sorprendente. Aprovechando que Somaly Mam permaneció en nuestro pais unas semanas conmigo, tuvimos tiempo para poder hablar y repasar las vidas de algunas de las niñas que yo había tratado durante mi estancia en Camboya. Mostré mucho interés por la evolución de Mey, niña a la que cuidé muy especialmente durante mis días en el Sudeste Asiático. Una foto suya se encuentra en mi cuarto. Su vida me marcó; a pesar de haber atravesado un gran sufrimiento, la actitud y el sentido que uno le da a la vida pueden cambiar hasta las realidades más duras del ser humano.

Conocí a Mey en un día plomizo y caluroso de Agosto. Somaly me había hablado de la casa que tiene en montes de Camboya llamada Kompong Cham donde alberga un centro para chicas muy jóvenes. La finalidad de ese viaje era conocer a Chnoun, una chica de 10 años que no hablaba ni se relacionaba desde que había sido violada en condiciones dramáticas en un burdel. Somaly estaba muy preocupada porque llevaba seis meses en el centro y no había conseguido que se dirigiera a nadie ni se integrara con el resto de niñas de la casa. Al llegar a Kompong Cham observé algo que se quedó plasmado en mi retina. Las niñas vestían igual (para no marcar diferencias); una camisa y pantalón de tipo floral-hawaiano. Somaly se dirigió a ellas, sentándose en el centro de la estancia. Había llegado su “maman Somaly” y las niñas acudieron raudas a abrazarla. En algunas miradas se percibía un tristeza profunda, ojos perdidos en un pasado doloroso y cruel. Las más pequeñas de cinco o seis años revoloteaban y bailaban alrededor de Somaly.  Otras sentadas en las esquinas, se mantenían inmóviles. Somaly, con su voz dulce, comenzó a contarles una historia en Khmer, su lengua. Poco a poco, las niñas más rezagadas se fueron acercando y sentando alrededor de ella; los semblantes cambiaban y se tornaban en caras menos tensas y frías.

centr

Una niña con la cabeza agachada seguía en la esquina. Somaly me guinó el ojo mirándola. Esa era la niña de la que me había hablado (está niña requiere un articulo aparte para más adelante). Mientras maquinaba la mejor manera de abordar a Chnoun, una niña risueña, con cara de pilla, se acercó a mi. Me presenté en mi Khmer rudimentario y básico pero suficiente para entablar una conversación simple. Se llamaba Mey, tenía 13 años y llevaba pocos meses en el centro. Al ver mis problemas con el idioma, me sonrió muy divertida y me dedicó unas palabras en inglés. Estaba claro que iba a ser más sencillo comunicarse en su inglés que era más avanzado que mi Khmer.Le pregunté: – “¿Eres feliz?”. Me contestó fijamente: – “Ahora sí. Quiero ser periodista para escribir cuentos para niños para que sus madres se los lean. Los cuentos tienen que tratar de cómo los padres quieren y cuidan a sus hijos y nos los venden a la prostitución”. Mey había tocado la fibra de la prostitución sin miedo, sin pestañear. Un sudor frío recorrió mi espalda. Tras unos segundos de silencio, recuperé mis fuerzas y pregunté: – “¿Te vendieron? – “Si, mi tía y nunca lo entenderé”… Silencio… Levanta la mirada y continúa: – “No tengo padres. Mis recuerdos empiezan con mi abuela, con la que yo vivía. Hace un año me vendió a un empresario extranjero muy mayor. No lo entiendo, ¿por dinero? Éramos muchas chicas en la casa, algunas cocinaban, otras limpiaban… Un día me llamó a su habitación me quitó la ropa y me hizo cosas horribles que yo no sabía que existían. Yo solo gritaba pero nadie podía escucharme….” La abrazo poniendo su cabeza entre mis brazos pero ella parece recordarlo desde la distancia. Prosigue: – “Esto se repitió otros días hasta que me dí cuenta que no podía aguantar más. Decidí escaparme y una noche salté la verja y me fui. No sabía dónde ir, no tenía sitio al que volver. Recordé que hacía tiempo había conocido a un señor de la india que nos traía arroz al barrio cuando no teníamos comida. Era un señor bueno. Me fui a la casa donde vivía”. – “¿Quién era?” “Era un sacerdote católico. Yo nunca había oído hablar de catholic people. Él me habló de Jesús y me ayudó a conocerlo. Yo no había sido educada en una religión y aprendí a hablar con ese Jesús. Acudía por las mañanas a la pequeña capilla cercana a la casa del sacerdote y me arrodillaba pidiéndole a ese hombre puesto en una cruz de madera que me ayudara. Un día, mientras estaba sentada en el suelo de la capilla me dí cuenta que ya no sentía odio. He perdonado al extranjero. Desde ese día mi vida ha cambiado”. Pelos de punta. Emoción intensa. Prosigue:

– “El sacerdote se estuvo informando donde llevarme. Finalmente decidimos denunciarlo a la policía y fueron ellos los que me trajeron aquí. Días después conocí a Somaly. Ahora soy feliz. Tengo una madre y muchas hermanas. Es fundamental superar el dolor tan inmenso a través del perdón. Yo lo intento con mis hermanas (sisters: como se llaman entre ellas en el centro). Las quiero, las escucho… Soy muy afortunada. Soy muy feliz. Hay que amarse; live is love” (Este el lema de mother Somaly).

Durante la estancia de Somaly en Madrid, Mey fue una de las niñas por las que le pregunté. Somaly me comentó ella vivía en el centro todavía. A día de hoy ha mejorado su nivel de inglés y es una de las que más apoyan a las nuevas niñas que se incorporan en el centro. El otro día recibí un correo suyo. Quería agradecerme que hubiera cuidado de Somaly durante su estancia en Madrid. Transcribo con su permiso un extracto:

“Hello Marian ! How are you ?

I hope you remember me, I have grown up. I am going to study at the university next year.

I know this will make you happy (…).

We all hope you are well at there and we all want to say thank you so much for your help to our mother Somaly. We all so proud of you (…).

Somaly is our hero mother and also for all the victims around the world too (…)

We hope also you will visit us in Somaly-house of Cambodia soon. We always welcome you. We don’t forget you, never forget us (…)

Best love from all the girls in Somaly-house “

camboya

————– Estos correos alegran el verano…

“A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante”. (Oscar Wilde)

1 Comments

  • Oriana Gamez
    Posted 17 de julio de 2019 at 15:19

    Agradezco muchísimo que hayas escrito esta historia, te la escuché cuando viniste a Honduras pero mis recuerdo ya eran un poco vagos. Solo te escribo para recordarte que nos debes la historia de Chnoun. ¡Gracias Marian por todo lo que haces!

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