Durante mi experiencia en Camboya, trabajé con niños y jóvenes, que habían sufrido fuertes traumas e impactos en sus vidas. Colaboré en el cuidado y tratamiento de niñas que habían sido vendidas a burdeles o que habían sido expuestas el desgarrador mundo de la esclavitud sexual. Observé el daño y dolor de aquellas niñas y busqué la mejor manera para ayudarlas a superar aquellos traumas atroces.