La privación de sueño es una de las grandes epidemias de este siglo. Sin darnos cuentas vamos robando horas de sueño al día para poder cumplir con las exigencias personales y laborales que nos rodean. Vivimos en una sociedad que funciona y está activa las 24 horas del día.
En ciertos trabajos no es posible desconectar mentalmente durante la noche y esto repercute negativamente en nuestro organismo. Una mala noche y por tanto un déficit de sueño, provocan durante el día siguiente:
– fatiga y somnolencia,– bajo rendimiento físico e intelectual,– irritabilidad,– trastornos del apetito,– trastornos sexuales (disminución del deseo y la actividad sexual),– dolores musculares por un aumento de tensión.Cada persona necesita una cantidad de horas de sueño diferentes; es recomendable llegar a conocer nuestro ritmo biológico para lograr una buen rendimiento al día siguiente. Se trata de conocer el funcionamiento de nuestro organismo. ¿Cómo saber si dormimos las horas necesarias? Si durante la semana, el sueño dura unas 6 horas y durante el fin de semana llegamos a dormir 10 horas, esto significa que nuestro cuerpo ha necesitado recuperar horas de sueño. Es entonces el momento de replantearse los horarios; intentar aumentar las horas de sueño durante la semana, porque a la larga nuestro organismo lo cobra en el momento menos pensado y puede llegar a ser peligroso (accidentes de coche, estados de ansiedad crónicos etc…).
Un estudio de la Universidad de Pennsylvania publicó una investigación sobre las personas que duermen menos horas de las que precisa su organismo. A las dos semanas se observaron efectos negativos equivalentes a la sensación de estar borracho.
Cada vez se ha demostrado más el efecto del sueño en el estrés y viceversa Las personas que con ansiedad, que sufren situaciones de estrés o de gran tensión emocional, precisan de un buen descanso para recuperarse. Por otra parte, un déficit de sueño provoca múltiples estados psicológicos que nos desestabilizan. El sueño no deja de ser una fuente de inspiración; el poeta surrealista André Breton, tenía un cartel encima de su cama que rezaba así, “silencio, el poeta trabaja”. Cierto es, en el sueño aparecen imágenes, figuras, personas, escenas…. y luego al despertar hay que recomponer, ordenar y dar sentido a esa posible inspiración u origen de algo creativo.
Conseguir dormir las horas necesarias con sueño reparador es clave para disminuir los niveles de estrés. Estas son algunas razones:
– Relajación de la musculatura: durante la fase de sueño profundo nuestro organismo fabrica unas sustancias que ayudan a reponer fuerzas y relajar nuestra mente y cuerpo. Se produce una relajación de la musculatura que alivia la tensión y la ansiedad.
– El estado anímico: una mala calidad de sueño es la puerta de entrada a múltiples trastornos psiquiátricos. El cortisol y las catecolaminas (adrenalina, dopamina…) son hormonas que aumentan en los estados de estrés. Estas disminuyen durante las primeras fases del sueño profundo. Por tanto un sueño reparador ayuda a estabilizar estas sustancias y paliar la ansiedad e irritabilidad. Una mala calidad en el sueño provoca un estado de mal humor e irritabilidad importante.
– La memoria: durante el sueño el cerebro consolida y archiva la información que hemos ido mostrándole durante el día. Una persona con mala calidad de sueño a la larga se queja de fallos de memoria y dificultad para retener datos. Por tanto el sueño es también clave para el aprendizaje ya que durante la noche el cerebro procesa la información.
– La piel: la noche es un momento clave para la regeneración de las células de la piel (esta es la razón por la cual existen cremas específicas para la noche y otras para el día).
– El sueño en los niños: una buena calidad de sueño en niños es clave porque entre otras cosas se libera la hormona del crecimiento que facilita su correcto desarrollo madurativo.
Algunas recomendaciones básicas para conseguir mejorar la calidad del sueño reside en conocer “quienes” son sus principales enemigos. Estos son el estrés, la obesidad y el sedentarismo. Para mejorar el sueño es básico mitigar el nivel de estrés de la jornada, tener una dieta equilibrada (con especial cuidado a la cena) y realizar ejercicio constante. Hay que prestar especial atención a las bebidas que presentan estimulantes (café, té, cocacola) porque a partir de ciertas horas del día, interfieren en el sueño. Los efectos de estos estimulantes pueden perdurar en sangre de 2 a 7 horas, aumentar la presión sanguíneas y seguidamente alterar las hormonas del estrés.
Hoy en día existen suficientes avances en el campo de la ciencia y de la mente para conseguir paliar el insomnio y los problemas de sueño. Hay que conocerse, cuidarse y lograr que “nada te quite el sueño“.
“Un hombre que no se alimenta de sus sueños, envejece pronto”.
William Shakespeare
Dra. Marian Rojas-Estapé
3 Comments
José Luis
Gracias Marian por hacernos respirar aire positivo con tu altruista y siempre científica aportación. Gracias. Yo sólo diría que habría que resucitar el sábado matinal como jornada de trabajo para una mejor dosificación de nuestra fábrica de vida , los sueños, y emigrar a un pueblo o ciudad pequeña donde no haga mucho frio y se puedan tener relaciones verdaderas. Esto creo sólo se puede conseguir si se reconoce que el éxito que presumimos tener en estas mundanales ciudades no es para tanto y a veces para conseguirlo se saltan las más elementales normas éticas y al final tampoco somos felices. Un saludo
Martha
Marian,
Muy interesante y cierto este artículo del sueño, no hay que dejar que nos quiten el sueño cosas que no lo valen.
Muchas gracias por compartirlo,
Saludos